De las memorias de un ronin

Lluvia... Sentado al otro lado del vidrio, un par de ojos castaños observan la oscuridad que se derrama sobre los tejados de las casas cercanas. Pocas cosas capturaban tanto la atracción del joven como la lluvia.
Un escalofrío acarició el pelo del chico, que lejos de inmutarse permanece inmerso en el fenómeno.
¿En que piensas Inu-kun?, la mujer de suaves facciones y hermosa figura jugaba con los mechones del ronin
... En una ocasión, mi maestro me habló de un niño al que conoció en una noche de lluvia
Sopesando la respuesta, la mujer deja caer sus largos cabellos sobre el varón. Sabía que cada palabra de aquel hombre valía tanto como las del mísmisimo Hantei
,dicen que las fortunas marcan nuestros destinos según sea el día en que nazcamos... ¿qué ves tú en la lluvia Tana?
¿...Qué es lo que ves tú Inu?
El joven se lleva las manos al cuello de la mujer en una caricia de máxima delicadeza. Fue entonces cuando la samurai-ko se percató de hasta que punto el calor había abandonado el cuerpo del ronin.
Veo gotas...todas del mismo tamaño y forma, iguales... y sin embargo todas ellas caen en un momento y lugar distinto, lo que las hace de únicas y diferentes entre sí
La fémina, que conocía bien a su compañero, sabía que no había dicho todo lo que pensaba. Tampoco podía aguardar que expresase nada más.
... simplemente, caen, sin poder si quiera elegir donde caer
En el interior de la habitación, las gotas tejen su propia melodía
¿Qué fue de aquel niño que conoció tu maestro Inu?
Los ojos verdes de la chica buscaban furtivos cualquier ápice de sentimiento surgido del ronin ante la espontaneidad de la pregunta. No lo halló
Murió, al igual que mi maestro, por elegir mal día para nacer
Frío... era lo único que emanaba aquel hombre impasible. Puede que fuese lo único que le quedase.
Inquieta, la sutil mirada de la mujer recae sobre la katana que yace junto al hombre: la índiga saya, decorada con remaches de jade y plata, había sido tallada sobre una piedra desconocida para todo comerciante del Imperio.
El mango, más blanco que la misma muerte. Nunca había tenido ocasión de advertir el material que componía el filo... ciertamente, el temor a averiguarlo era el suficiente para preocuparse por su compañero.


Una gélida ola de frío atravesó a la samurai-ko en el momento en que la tela se desgarraba. Frente a ella, el que había hundido sin vacilación su acero en el cuerpo de su mejor amiga y amante.
La cálida sonrisa genuina de la hermosa mujer, por primera vez daba paso a un reguero de lágrimas que competía con la sangre por abandonarla.
Inu...kun
Impasible ante el sufrimiento de su víctima, un certero movimiento recae sobre el pecho de la mujer, cortando abrutamente con su agonía.
El fantasma de una sonrisa pareció dibujarse en el rostro breves instantes antes de caer desplomada bajo la lluvía que azotaba la capital del Fénix, en la aciaga noche del asesinato.



Oshogatsu. primer día del nuevo año. A cuenta del bushi de ayer, ya son 97. Van quedando menos. Sin embargo, ultimamente no logro conciliar el sueño. Hace tiempo que dejé a un lado las exigencias de mi cuerpo, no es eso lo que me preocupa, si bien debería hacerlo. La semana pasada, especulando a medianoche en el templo de Isawa Toshi, una niña llevaba de madrugada un plato de arroz, supongo para orfecerselo al guardían del bosque.
No sé porqué a medianoche ni porqué a hurtadillas, pero al verme, la chiquilla palideció. No se permiten sacrificios cualesquiera y mucho menos tan jóvenes, de modo que le sonreí sin intención de aumentar sus miedos. Gentilmente, la niña correspondió la sonrisa y se marchó con tanta prisa como había aparecido. Esta vez fui yo quien palideció.
Aquella niña ocultaba la sonrisa y mirada esmeralda de Tana, la número 63.
Poco a poco la katana se está haciendo con la autoridad de mi cuerpo y alma. No sé cuanto más aguantaremos, de seguro mi fin está cerca.
Mi único deseo es alcanzar la cifra antes de que los kamis me castiguen o la mancha logre corromper el Imperio.
Llueve... Ultimamente nuestros objetivos se parecen más de lo que hubiese deseado entre sí. Se me hace insoportable tener que matar dos veces a la misma persona, ojalá esto acabe pronto.

No hay comentarios:

Publicar un comentario