Cap. 3 - ¿A salvo?


Gritos. Golpe. Silencio... ¿silencio?. El cuerpo de Ruth era arrastrado lenta e incesantemente. Un chirrido metálico acompañaba a cada paso de su captor. En una ocasión la muchacha había logrado entreabrir los ojos para comprobar el origen del sonido estridente, pero en su lugar solo vio las decenas de zombies que les seguían. La imagen de Alejandro siendo mutilado por uno de ellos no escapaba de su mente. Ya nada le importaba. Su único deseo era dejar de sufrir.
  • ¿Vas a matarme? - preguntaba una y otra vez en sus delirios
  • Yo no. Ellos sí –
Abrió los ojos de golpe. Estaba sudando envuelta en las sábanas de una cama.
  • Lo sabía... - suspiró algo más calmada – ¡no era más que una pesadilla! -
Pasos se oían desde el otro extremo. El grito debía de haber sobresaltado a sus padres.
  • ¡Mamá!, mamá te quie... - no logró continuar la frase
El silencio se apoderó de la habitación.
  • ¿Quién coño eres tú?, ¡qué haces en mi...! -
Entonces reparó en que ni aquella era su cama, ni aquel era su cuarto. Azorada se arropó aún más en las mantas, pues estaba en ropa interior.
  • ¿Dónde...?, ¿qué me has hecho? -
En cuanto supo que su móvil estaba tras la almohada comenzó a marcar el número de su padre sin quitarle ojo al extraño que tenía enfrente. Comunica. Era normal, puesto que al fin y al cabo, los móviles no funcionan en un mundo de muertos vivientes. Normal... no era ninguna pesadilla tan sólo era su vida normal y corriente desde hace seis meses.
  • He lavado tu ropa... - respondió él con total naturalidad – estoy en la habitación de al lado, cuando quieras hablar o algo -
  • Mi hermano... - por toda respuesta el chico desvió sus ojos color café y agarró el pomo de la puerta. - ¡Espera! -
  • ¿Quieres algo? -
  • ¿Qué hay de... ellos? -
  • Ningún zombie puede entrar en este sitio, créeme -
  • ¿Cómo lo sabes? -
Con un suspiro el chico se agita el pelo y le acerca la ropa a Ruth. Aunque desconfiada al principio, se apura a vestirse mientras el joven permanece de espaldas hablando.
  • Porque llevo viviendo aquí seis meses. Es algo así como un oasis en mitad de todo – miró de reojo pero al comprobar que Ruth le vigilaba prosiguió - ¿Has leído a Laura Gallego? -
La pregunta desconcertó a la adolescente, que tras terminar se recompuso el flequillo. A decir verdad todo en aquel hombre la desconcertaba. ¿Cómo podía estar tan... tranquilo?.
  • ¿Qué? -
  • Que si has... -
  • ¿No te das cuenta de que es el fin del mundo? - nuevamente silencio – Mi familia está muerta, mi novio, mis amigos... ¿cómo puedes estar tan... tan...? -
Al notar las lágrimas fluyendo rostro abajo. La chica se levanta y corre hacia el balcón de la habitación. Un sollozo mudo le sobrevino cuando se asomó.
La impresión la hizo resbalar, pero el chico evitó que llegase a caer. Sin poder remediarlo, rompió a llorar en su pecho. Él le corresponde con el más cálido de sus abrazos. El tiempo les dejó a solas. Una vez ella se hubo dormido la llevó hasta la cama. Gabriel la contempló antes de salir.

6 comentarios:

  1. Genial!la verdad que me esta enganchando muchísimo ^^ sigue así

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  2. Gracias una vez más. Lo cierto es que encontrarse con comentarios así me anima a seguir, espero seguir teniendo la suerte de que me leas =)

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  3. Muy interesante tu historia. Me ha enganchado.

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  4. Muchísimas gracias, siempre es un placer conocer gente a la que le esté gustando ^^

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  5. Hacía tiempo que no entraba en tu blog, la verdad es que cada vez me sorprendes más. Y está muy entretenido, XD lo de Laura Gallego no me lo esperaba XD XD. Sigue así! Para cuándo el próximo?? ;)

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  6. Vaya, muchisimas gracias! ultimamente he tenido la mente algo distante del blog, de todas formas tengo un par de capitulos por subir. Muchas gracias por comentar, lo cierto es q me acabo de pasar por lagrimas de tinta y sigues escribiendo tan bien como el primer día =)

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