Hola, soy la oscuridad.
Tú no me conoces, pero yo a ti sí.
Conozco todos tus miedos y tus dudas, hace un tiempo que me llevo
fijando en ti. Vivimos bastante cerca ¿sabes?
Podría decirse que vivimos el uno junto al otro. Veo que empiezas a
acordarte de mí.
Lo cierto es que te escribo porque hace
un tiempo que noto como que me evitas. No hace falta que te molestes
en negarlo, se que no soy la clase de compañía que te gustaría
tener. Por supuesto, estás en tu derecho de no querer saber nada de
mi, pero eso no quita que yo siga sintiendo curiosidad por ti. Muy
pronto vas a descubrir nuevos terrores, vas a pasarlo muy mal, sí.
¿Te asusta? Es normal. Todos las
personas han temido a la oscuridad en algún momento de sus vidas.
Hay quien diría que cuando Dios creó la luz lo hizo por miedo a la
oscuridad.
He venido a decirte que puedes seguir
intentando evitarme, como muchos lo han intentado; o que puedes
aceptarme y empezar a salir conmigo. Sí, has oído bien. No te estoy
diciendo que tenga que ser ahora mismo, pero ya que nos conocemos y
que parece que vamos a estar juntos toda una vida... ¿Qué tal si lo
intentamos?
No te voy a mentir. De punto y hora que
soy todo aquello que te atemoriza te digo que resultaré una pésima
pareja. Puedo aparecer en el momento más inoportuno, me gusta ser
controlador y cuando discutas conmigo no atenderé a razones.
Pero también tengo virtudes. Soy
sincero. ¿Qué hay más sincero que el miedo? Muchos te ofrecerán
palabras bonitas y luego te mentirán. Pero ambos sabemos que yo te
seré fiel toda la vida.
Por eso mismo que ambos sabemos que
estamos destinados a acompañarnos el resto de TU vida, hoy te pido
en esta carta que me aceptes. Que me afrontes. Que me discutas y que
me lleves la contraria si eso es lo que deseas. Que me conozcas tal y
como soy y que me dejes vivir a tu lado el resto de tu vida. Voy a
hacerlo tanto si te gusta como si no, aunque te prometo que si me
aceptas, vas a comenzar a madurar e incluso a sentirte mejor contigo
misma.
Porque ni tú ni nadie es perfecto, ni
tiene dudas, ni tiene miedos. Algunos de tus temores los conseguirás
dejar atrás, otros surgirán con el tiempo y otros los tendrás toda
la vida. Pero créeme cuando te digo que si aceptas a la oscuridad, a
tus imperfecciones, a tus miedos... Créeme cuando te digo que yo y
todo lo que represento me volveré débil. Seguiré ahí, es cierto,
pero perderé poder. Puede incluso que me llegues a controlar algún
día. Lo admito, en el fondo soy débil. ¿A qué viene esa sonrisa?
Es la verdad. Recuerda que te dije que no había nadie tan sincero
como yo.
Por hoy te dejo ya, pero volveré y
puede que no me encuentres tan amistoso como en esta carta. Porque
soy tu oscuridad y tu miedo. Pero recuerda que también lo he sido de
muchas personas antes que de ti y que no hay nadie que viva sin
miedo. Ni siquiera Dios. Y a quien te diga lo contrario recuérdale
que la luz es la prueba.
Nos vemos.
Tuyo por siempre, la Oscuridad.

No hay comentarios:
Publicar un comentario