El día a día

Despiertas.
En poco que empiezas a ser cosciente de tus actos desayunas y te vistes. Sales a la calle, el sol brilla con fuerza.
Avanzas por un cementerio de deshechos de la noche anterior, tus zapatos graban cada pisada detrás tuya como si por caramelo líquido te deslizases.
Cruzas. Una vez estás en mitad del paso miras por si se acerca algún coche. Nada, hoy no tocaba morir.
Terminas de cruzar, buscas cualquier mancha en tus tenis (la encuentras -.-). Alzas la mirada. Frente a ti un inmigrante envuelto en una cazadora mucho más clara que su piel. Ambos manteneis el contacto visual por si acaso.
Has superado el duelo con el desconocido. Ahora te sientes superior al resto tal y como quieres demostrar con tus pasos decididos y mirada altiva. Entonces recuerdas a esa* persona (esa*= la única capaz de rayarte porque la viste en tuenti y no te habló, también representa lo mierda que es tu vida). Intuitivamente te encojes, te acabas de convertir en desgraciado (cuando en realidad sigues igual que hace unos minutos). Tropiezas, pero no llegas a caer. Hacer el ridiculo a las 8 de la mañana no tiene precio.
Decides cambiar de calle para olvidar como la liaste en la anterior.
La inquisitiva mirada de una vieja* te golpea de frente al girar la esquina, te ha pillado con la guardia baja y en breves instantes pasas a ser criticable. Derrotado miras al suelo.
(Vieja*= mujer superior a los 60 de complexión variable, símbolo del desacuerdo con toda conducta juvenil)
Continuas andando pero ya nada te sabe igual. Tu yo interior se preocupa, "maldita sea, se está dando cuenta de que es un desgraciado" (a menudo uno cree no serlo). Al momento sientes que necesitas tu dosis horaria. Consigues desliar los cascos y el sonido empieza a fluir en tus oidos, respiras aliviado por la droga.
Miras al cielo. Conforme te vas apropiando de los versos que otros han compuesto para ti vas recobrando la autoestima.
Llegas a tu parada.

                   Linea 20  -->   6 min

Suspiras resignado.
El anuncio de la parada distrae tu atencion, lo observas más detenidamente. Comienzas a leer, pero justo cuando estas terminando algo te impide seguir.
Indignado, vas al encuentro del origen de tu molestia.

Escondidos tras un flequillo castaño, un par de ojos verdes topan contigo por error.
Durante una eternidad difrazada en milesimas de segundo te preguntas:

"¿Cómo han hecho para meter una heineken ahi dentro?"
 
Los restantes 4 min, te ves obligado a mirar hacia arriba (gesto estúpido pues encima tuya solo tienes el techo de la parada).
Piensas que te está mirando, mejor dicho, lo sabes. Es entonces cuando decides lanzar tu mirada "despreocupada" hacia el cartel para pillarla y poder decirle que, sin lugar a duda, te estaba mirando. Tras un largo y previamente estudiado movimiento vas directo a ella, hoy vas a tirar la casa por la ventana.
Mala suerte, tu transporte acaba de llegar a la parada. La chica desaparece y tu te pasas el trayecto soñando despierto sobre algo tan común como un intercambio de miradas (¿por qué será que cuando miraste al inmigrante no te lo habías pensado tanto?).
Pues nada, con eso tienes materia hasta que llegas a la universidad y empiezas a agobiarte con lo que deberias haber hecho para hoy.




Moraleja:

"Cuando no logres pensar que eres el centro y motivo de todo, intenta analizar las cosas objetivamente. Comprobarás que no eres tan estúpido, o por lo menos, no más que el resto"

2 comentarios:

  1. Sencillamente sublime. Y sabiendo de quien viene el halago, sabrás que lo digo de corazón. Ánimo: si la vida te vapulea no le des el placer de oírte sollozar. Son las palabras de un desgraciado a otro desgraciado :)
    PD: Mientras te leía, "Oreta Awai Tsubasa" sonaba en mi mente ;D

    ResponderEliminar
  2. Como no, acabas de poner la guinda al pastel. Por fin encuentro una canción para la entrada ^^ thanks

    ResponderEliminar